domingo, 5 de julio de 2015

PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES
El incremento en la participación política de las mujeres en Bolivia es el fruto de diversas luchas, de  diversos grupos y  organizaciones de mujeres que en su momento lucharon por sus derechos.

Diferentes organizaciones de mujeres de principios del XX, como la Federación Obrera Femenina (FOF),  federación que articulaba a mujeres obreras, más conocidas como las mujeres anarquistas (floristas, culinarias, lavanderas y vendedoras de mercados en otras);  las organizaciones sindicales de Amas de Casa (esposas de mineros), las Organizaciones de Mujeres Indígenas, la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas “Bartolina Sisa” , Federación de mujeres Interculturales, entre otras, de las que se hace imperante  hablar de sus luchas, y de su movimiento,  para poder hablar  de  participación política de las mujeres bolivianas hoy.

La participación política de las mujeres, a pesar de los indudables avances, sigue siendo un desafío para cumplir, tanto en paridad como en equidad,  por una parte en el cumplimiento de las conquistas legales pero por otra en el ejercicio real de las mujeres en ámbitos de decisión, aportando desde una perspectiva femenina garantizando la autonomía en la toma de decisiones.

Si revisamos el caso de América Latina la proporción de mujeres en los parlamentos pasó de un 8%  en 1990 a un 18% en 2008, en promedio. Su participación dentro de los gabinetes ministeriales del Poder Ejecutivo durante los últimos tres períodos presidenciales aumentó de un 13% a un 27% a fines de 2006. En tanto, la proporción de mujeres alcaldesas en la región mantuvo su nivel, al pasar de 5% en 1998 a 6,8 % en 2008[1].
América Latina y el Caribe tienen además el mayor porcentaje de mujeres en puestos parlamentarios de las regiones en desarrollo. En 2014, las mujeres ocupaban el 26% de los escaños de los parlamentos nacionales, lo cual supone un aumento frente al 15% registrado en 2000. Este porcentaje es también más elevado que la participación media de los países desarrollados, donde fue de 25% únicamente. Nicaragua, donde las mujeres ocupan el 57% de los cargos ministeriales, es el líder a escala mundial. En el Caribe el porcentaje de mujeres en cámara baja o unicameral era del 33%.

En Bolivia la presencia femenina en el Senado se sextuplicó en las dos últimas elecciones, en comparación al resto del periodo democrático. A partir de las elecciones de 2009, más del 40% del Senado está compuesto por mujeres.

En el caso de las diputaciones, las elecciones de 2014 establecen por primera vez la paridad de género: 50% de los curules serán ocupados por mujeres la nueva legislatura. Si bien tanto en las diputaciones plurinominales como las uninominales se logra la paridad de género, un avance sin precedentes, el mayor salto en cuanto a representación femenina se da en las diputaciones uninominales donde históricamente las mujeres obtenían un bajo nivel de representación política. Adicionalmente, la elección por voto directo en las diputaciones uninominales le dan un mayor valor a la paridad de género.
Otro rasgo histórico de las elecciones generales de 2014, es que por primera vez existe representación femenina en las Diputaciones Especiales de las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos. El 56% de los Representantes Supra Estatales son mujeres que en su gran mayoría poseen formación universitaria y amplia trayectoria profesional. En la legislatura 2015-2020, 49,7% de la Asamblea Legislativa Plurinacional estará compuesta por mujeres (87 en total), logrando así el porcentaje de representación femenina más alto de la historia de Bolivia y dando cumplimiento a la ley de paridad de género[2].

Es así que en el caso de Bolivia, hay un evidente incremento en la participación política de las mujeres, tanto a nivel ministerial como parlamentos nacionales, sin embargo, aún en el caso de la participación política y el liderazgo de las mujeres en los niveles de decisión ejecutiva en los ámbitos municipales y departamentales es todavía muy escaso.  Actualmente solamente hay 22 Alcaldesas de 333 municipios que existen en el país y todos los Gobiernos Departamentales están presididos por hombres. Debido a todos estos logros, además de las diferentes leyes contra la violencia y el acoso político. Bolivia se encuentra en el quinto lugar de América Latina en avances de paridad de género[3].

En lo que respecta al sector justicia, no existe una instancia especifica destinada a promover políticas de género,  al interior y para las institucionales judiciales, como ocurre en otros países,  como Costa Rica, México y el Salvador, que han definido políticas de igualdad de género para garantizar a las mujeres igualdad de derechos dentro los sistemas de justicia y acceso a la justicia, en realidad, solo el Consejo de la Magistratura y de manera aislada se ha pretendido se constituyan unidades organizacionales de género en cada uno de los entes del Órgano, sin ningún resultado. Sin embargo, se ha realizado un relevamiento estadístico sobre los espacios laborales ocupados por las mujeres en el Órgano Judicial, estratificando los niveles en las que se encuentran.

Si bien Bolivia puede considerarse un país donde los números reflejan niveles de democracia, y en donde claramente se han seguido las recomendaciones de la CEDAW, en relación a  paridad en los partidos políticos lo que ha generado un notable incremento en la participación política de las mujeres, es necesario también ver las cifras en términos de acoso político, laboral y sexual.  

Además es importante mencionar que el Gobierno debe establecer medidas tendientes a la descolonización y despatriarcalizacion  y se pretende cambiar la cultura organizacional de las entidades públicas, despatriarcalizando la administración pública. Para ello se debe profundizar el conocimiento de los sistemas de opresión, equidad de género, despatriarcalización, etc., para que la visión sea compartida y  podamos conseguir un  mismo fin.

No basta la incorporación de las mujeres en espacios de toma de decisiones, sino que esta incorporación debe ser efectiva, es decir generar equidad de condiciones con sus pares, los hombres. Sin embargo, la relación de poder aún no es efectiva, además surge un problema adicional, que son las mujeres que llegan del campo y han asumido el reto de ocupar puesto de poder sin tener la preparación adecuada. Se debe asumir el desafío  con una lectura de ciudadanía que quiere decir colocar a las mujeres principalmente del área rural en un proceso de inducción de manejo de técnicas legislativas, para que ellas no se conviertan en una masa amorfa, sino que desplieguen sus capacidades de vida, de experiencia de lo local, en generar demandas y necesidades.
Es necesario seguir presionando a las nuevas tomadoras de decisiones para que generen un cambio en nuestro país. Agilizar las diferentes los reglamentos que faltan, incrementar los presupuestos destinados al apoyo hacia las mujeres en situación de violencia. En conclusión, trabajar para lograr un país menos violento, donde las mujeres lideresas puedan liderar sin miedo a ser acosadas y no tener leyes efectivas donde ampararse. Lograr la consigna del gobierno, vivir bien y sin violencia. 

BIBLIOGRAFIA
Novillo, M. (2011). Paso a paso. Así lo hicimos. Avances y desafíos en la participación política de las mujeres. La Paz, Bolivia: Coordinadora de la Mujer – IDEA Institute for Democracy and Electoral Assistance.
ONU, PAPEP-PNUD, 2014 Bolivia Resultados de las Elecciones Generales 2014 desde una perspectiva de género, Octubre de 2014






[2]ONU, PAPEP-PNUD, 2014 BoliviaResultados de las Elecciones Generales 2014 desde una perspectiva de género, Octubre de 2014
[3]ONU Mujeres
http://www.la-razon.com/sociedad/ONU-Bolivia-paises-paridad-genero-politica_0_2141785827.html

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