PARTICIPACIÓN POLÍTICA DE
LAS MUJERES
El incremento en la participación política de las mujeres en Bolivia
es el fruto de diversas luchas, de
diversos grupos y organizaciones
de mujeres que en su momento lucharon por sus derechos.
Diferentes organizaciones de mujeres de principios del XX, como la
Federación Obrera Femenina (FOF),
federación que articulaba a mujeres obreras, más conocidas como las
mujeres anarquistas (floristas, culinarias, lavanderas y vendedoras de mercados
en otras); las organizaciones sindicales
de Amas de Casa (esposas de mineros), las Organizaciones de Mujeres Indígenas, la
Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas “Bartolina Sisa” ,
Federación de mujeres Interculturales, entre otras, de las que se hace
imperante hablar de sus luchas, y de su
movimiento, para poder hablar de participación política de las mujeres
bolivianas hoy.
La participación política de las mujeres, a pesar de los indudables
avances, sigue siendo un desafío para cumplir, tanto en paridad como en
equidad, por una parte en el
cumplimiento de las conquistas legales pero por otra en el ejercicio real de
las mujeres en ámbitos de decisión, aportando desde una perspectiva femenina garantizando
la autonomía en la toma de decisiones.
Si revisamos el caso de América Latina la proporción
de mujeres en los parlamentos pasó de un 8% en 1990 a un 18% en 2008, en
promedio. Su participación dentro de los gabinetes ministeriales del Poder
Ejecutivo durante los últimos tres períodos presidenciales aumentó de un 13% a
un 27% a fines de 2006. En tanto, la proporción de mujeres alcaldesas en la
región mantuvo su nivel, al pasar de 5% en 1998 a 6,8 % en 2008[1].
América Latina y el Caribe tienen además el mayor porcentaje de
mujeres en puestos parlamentarios de las regiones en desarrollo. En 2014, las
mujeres ocupaban el 26% de los escaños de los parlamentos nacionales, lo cual
supone un aumento frente al 15% registrado en 2000. Este porcentaje es también
más elevado que la participación media de los países desarrollados, donde fue
de 25% únicamente. Nicaragua, donde las mujeres ocupan el 57% de los cargos
ministeriales, es el líder a escala mundial. En el Caribe el porcentaje de
mujeres en cámara baja o unicameral era del 33%.
En Bolivia la presencia femenina en el Senado se
sextuplicó en las dos últimas elecciones, en comparación al resto del periodo democrático.
A partir de las elecciones de 2009, más del 40% del Senado está compuesto por
mujeres.
En el caso de las diputaciones, las elecciones de
2014 establecen por primera vez la paridad de género: 50% de los curules serán
ocupados por mujeres la nueva legislatura. Si bien tanto en las diputaciones
plurinominales como las uninominales se logra la paridad de género, un avance
sin precedentes, el mayor salto en cuanto a representación femenina se da en
las diputaciones uninominales donde históricamente las mujeres obtenían un bajo
nivel de representación política. Adicionalmente, la elección por voto directo
en las diputaciones uninominales le dan un mayor valor a la paridad de género.
Otro rasgo histórico de las elecciones generales de
2014, es que por primera vez existe representación femenina en las Diputaciones
Especiales de las Naciones y Pueblos Indígena Originario Campesinos. El 56% de
los Representantes Supra Estatales son mujeres que en su gran mayoría poseen
formación universitaria y amplia trayectoria profesional. En la legislatura
2015-2020, 49,7% de la Asamblea Legislativa Plurinacional estará compuesta por
mujeres (87 en total), logrando así el porcentaje de representación femenina más
alto de la historia de Bolivia y dando cumplimiento a la ley de paridad de
género[2].
Es así que en el caso de
Bolivia, hay un evidente incremento en la participación política de las
mujeres, tanto a nivel ministerial como parlamentos nacionales, sin embargo,
aún en el caso de la participación política y el liderazgo de las mujeres en
los niveles de decisión ejecutiva en los ámbitos municipales y departamentales
es todavía muy escaso. Actualmente
solamente hay 22 Alcaldesas de 333 municipios que existen en el país y todos
los Gobiernos Departamentales están presididos por hombres. Debido a todos
estos logros, además de las diferentes leyes contra la violencia y el acoso
político. Bolivia se encuentra en el quinto lugar de América Latina en avances
de paridad de género[3].
En
lo que respecta al sector justicia, no existe una instancia especifica
destinada a promover políticas de género,
al interior y para las institucionales judiciales, como ocurre en otros
países, como Costa Rica, México y el
Salvador, que han definido políticas de igualdad de género para garantizar a
las mujeres igualdad de derechos dentro los sistemas de justicia y acceso a la
justicia, en realidad, solo el Consejo de la Magistratura y de manera aislada
se ha pretendido se constituyan unidades organizacionales de género en cada uno
de los entes del Órgano, sin ningún resultado. Sin embargo, se ha realizado un
relevamiento estadístico sobre los espacios laborales ocupados por
las mujeres en el Órgano Judicial, estratificando los niveles en las que se
encuentran.
Si bien Bolivia puede
considerarse un país donde los números reflejan niveles de democracia, y en
donde claramente se han seguido las recomendaciones de la CEDAW, en relación a paridad en los partidos políticos lo que ha
generado un notable incremento en la participación política de las mujeres, es
necesario también ver las cifras en términos de acoso político, laboral y
sexual.
Además es importante mencionar
que el Gobierno debe establecer medidas tendientes a la descolonización y
despatriarcalizacion y se pretende
cambiar la cultura organizacional de las entidades públicas,
despatriarcalizando la administración pública. Para ello se debe profundizar el
conocimiento de los sistemas de opresión, equidad de género,
despatriarcalización, etc., para que la visión sea compartida y podamos conseguir un mismo fin.
No basta la incorporación
de las mujeres en espacios de toma de decisiones, sino que esta incorporación
debe ser efectiva, es decir generar equidad de condiciones con sus pares, los
hombres. Sin embargo, la relación de poder aún no es efectiva, además surge un
problema adicional, que son las mujeres que llegan del campo y han asumido el
reto de ocupar puesto de poder sin tener la preparación adecuada. Se debe asumir
el desafío con una lectura de ciudadanía
que quiere decir colocar a las mujeres principalmente del área rural en un
proceso de inducción de manejo de técnicas legislativas, para que ellas no se
conviertan en una masa amorfa, sino que desplieguen sus capacidades de vida, de
experiencia de lo local, en generar demandas y necesidades.
Es necesario seguir presionando a
las nuevas tomadoras de decisiones para que generen un cambio en nuestro país.
Agilizar las diferentes los reglamentos que faltan, incrementar los
presupuestos destinados al apoyo hacia las mujeres en situación de violencia. En
conclusión, trabajar para lograr un país menos violento, donde las mujeres
lideresas puedan liderar sin miedo a ser acosadas y no tener leyes efectivas
donde ampararse. Lograr la consigna del gobierno, vivir bien y sin
violencia.
Novillo, M. (2011). Paso a paso. Así lo hicimos. Avances y
desafíos en la participación política de las mujeres. La Paz, Bolivia:
Coordinadora de la Mujer – IDEA Institute for Democracy and Electoral
Assistance.
ONU, PAPEP-PNUD, 2014 Bolivia Resultados
de las Elecciones Generales 2014 desde una perspectiva de género, Octubre de
2014
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