EL PRINCIPIO DE IGUALDAD ENTRE MUJERES Y HOMBRES EN EL EMPLEO
El tema de lograr una igualdad entre hombres y mujeres se
inicia a mediados del siglo pasado a nivel mundial. Si bien esta lucha empezó
como un débil esfuerzo, poco a poco fue generando fuerza y se fue extendiendo
en todas las regiones del mundo.
La región con mayores avances y esfuerzos fue la de la Unión
Europea, donde en los años 70, se aprobó la Primera Directiva Europea de
Igualdad, que instruía un trato salarial igualitario entre hombres y mujeres
por el desempeño de una misma labor; la misma que luego se extendió a lograr
una igualdad de trato de acceso al empleo, a la formación, promoción y
condiciones de trabajo.
A estas Directivas, se sumaron otras, en el ámbito social,
como la baja por maternidad, horario de lactancia, cobertura de salud en la
seguridad social y otras más, orientadas a favorecer la participación laboral
de las mujeres en el empleo. Sin embargo, todas estas leyes no fueron suficientes para lograr una
igualdad real en el trabajo, por lo que en los años 80, se adoptan una serie de
leyes tendientes a eliminar la discriminación y evitar posibles desventajas que
encuentran las mujeres en el ámbito laboral (lograr porcentajes equitativos de
empleo, subvencionar a empresas que contraten mujeres, incorporarlas en cargos
masculinos, etc.)
A ello se sumó en 1995, la estrategia de transversalización
(mainstreaming) del principio de igualdad planteado en la V Conferencia
Internacional sobre la mujer realizado en Beijing, que estaba dirigida a la
adopción de políticas más flexibles y que incluyan temas como la edad, el
origen étnico, la incapacidad o la orientación sexual, ampliando la visión de
igualdad a una de justicia social, con cambios en las estructuras y
procedimientos. En 1996 la U.E. institucionalizó la estrategia de mainstreaming
de género, incorporando el principio de igualdad en todas sus políticas y
evaluando su impacto en el hombre y la mujer.
Otro de los aspectos más novedosos de la Conferencia de
Beijing estuvo dirigido a denunciar el desfase que existe “entre la
organización de los mercados y las estructuras de protección de los individuos
y las familias”.
En 1997, se formaliza el compromiso de los Estados Miembros
de promover la igualdad entre mujeres y hombres. Posteriormente, el Consejo
Europeo lanza en el 2001 la Estrategia Marco Comunitaria sobre la Igualdad
entre hombres y mujeres (2000-2005) con el objetivo de convertir a la U. E. en
la “economía más competitiva y dinámica del mundo” con la participación activa
de las mujeres y la reducción de las desigualdades entre los sexos.
Para ello, el Fondo Social Europeo (FSE) que es la instancia
más importante en política de empleo en la U.E. es el encargado de favorecer la
participación de las mujeres en el mercado de trabajo, tomando en cuenta
aspectos como la “perspectiva de carrera, el acceso a nuevas posibilidades de
empleo y la creación de empresas y la segregación horizontal y vertical del
mercado de trabajo, basada en el sexo”, convirtiendo a la U.E. en el baluarte
de la defensa de la igualdad de género en el empleo.
Sin embargo, los resultados obtenidos hasta la fecha
muestran que aún existen obstáculos para implementar estas políticas en
programas y proyectos, en forma real y concreta y que impiden una verdadera
aplicación del mainstreaming o transversalización.
A nivel mundial, la U.E. es la región donde más se ha
trabajado a favor de lograr una igualdad en el empleo entre mujeres y hombres,
a través de la adopción de políticas, normas, reglamentaciones, etc., dirigidas
a mejorar el acceso de las mujeres en el ámbito laboral, dotándoles de
capacitación y resguardando el modelo social europeo de “cohesión social”,
preservando o disminuyendo riesgos en lograr la igualdad entre sexos. Sin
embargo, los objetivos planteados no se han cumplido en su totalidad, debido a
fuertes valores patriarcales y poca sensibilización de algunas instituciones,
que “buscan el camino paralelo” para evitar cumplir con las regulaciones
poniendo pretextos.
BIBLIOGRAFIA
Kideitu. (2007). Guía
para la incorporación del enfoque de género en los proyectos de empleo y
formación. Aprendiendo de la experiencia
EQUAL. Gobierno Vasco, España: EMAKUNDE/Instituto Vasco de la Mujer
como entidad coordinadora de la Agrupación de Desarrollo “Red Kideitu”.
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